
Foto: Promocional. 80 años atrás, el malagueño Pablo Ruiz Picasso pintaba en París una de las que se convertiría en sus obras más famosas y significativas: el «Guernica».
En su casa de Águilas (Murcia), el ilicitano Miguel Campello recrea, en tamaño casi real, la obra maestra de Picasso. Un particular homenaje para el que ha pintado en la fachada de su casa el «Guernica», obra que tantas veces visitó en el Museo Reina Sofía durante su vida en Madrid.
Video *Gatoperro Producciones:
Fue durante la Retrospectiva de Pablo Picasso en Madrid, en 2008, cuando se celebraba el 25 aniversario de la llegada del «Guernica» a Madrid. El impacto que le causó toda la obra de Picasso a Miguel Campello creó una huella imborrable, que ha influido en su manera de entender el arte.
En la web del Museo Reina Sofía leemos una referencia al respecto del inmortal cuadro que representó el horror nazi contra el pueblo de Guernica:
El mural «Guernica» fue adquirido a Picasso por el Estado español en 1937. Debido al estallido de la Segunda Guerra Mundial, el artista decidió que la pintura quedara bajo la custodia del Museum of Modern Art de Nueva York hasta que finalizara el conflicto bélico. En 1958 Picasso renovó el préstamo del cuadro al MoMA por tiempo indefinido, hasta que se restablecieran las libertades democráticas en España, regresando la obra finalmente a nuestro país en el año 1981.
Reflejo fiel de una época y de unas luctuosas y dramáticas circunstancias, el lienzo Guernica nació para formar parte del Pabellón Español en la Exposición Internacional de París, de 1937. El motivo que impulsó a Pablo Picasso a realizar la escena representada en esta gran pintura fue la noticia de los bombardeos efectuados por la aviación alemana sobre la villa vasca que da nombre a la obra, conocidos por el artista a través de las dramáticas fotografías publicadas, entre otros diarios, por el periódico francés L’Humanité.
A pesar de ello, tanto los bocetos como el cuadro no contienen ninguna alusión a sucesos concretos, sino que, por el contrario, constituyen un alegato genérico contra la barbarie y el terror de la guerra. Concebido como un gigantesco cartel, el gran lienzo es el testimonio del horror que supuso la Guerra Civil española, así como la premonición de lo que iba a suceder en la Segunda Guerra Mundial. La sobriedad cromática, la intensidad de todos y cada uno de los motivos, y la articulación de esos mismos motivos, determinan el extremado carácter trágico de la escena, que se iba a convertir en el emblema de los desgarradores conflictos de la sociedad de nuestros días.
El poema que recita Miguel fue creado por él mismo durante su proceso de recreación de la obra. Toda la música, a excepción del tema de Bambino, ha sido creado para la ocasión. Vídeo realizado por Gatoperro Producciones.