
Los integrantes de plataforma La Calle Suena se unen para denunciar su delicada situación agravada durante la crisis sanitaria. Los músicos de calle de Madrid abren las puertas de sus casas para seguir tocando.
A los paseantes de la capital sus caras les son familiares, antes de la crisis sanitaria -y de las demoras de las nuevas licencias del Ayuntamiento que enmarcarán su trabajo bajo un nuevo y aún más restrictivo decreto-, cada día salían de sus casas instrumento en mano para poner banda sonora a la ciudad. Ahora, como el resto de ciudadanos, se han quedado dentro… y con ellos su medio de vida. Son los músicos de calle de Madrid.
La crisis del COVID-19 ha puesto de manifiesto la fragilidad del sistema y la precariedad de su trabajo. Porque la de músico es una profesión, como otra cualquiera, pero sin la seguridad que garantiza cualquier otra profesión. Es una realidad, que hoy ponen sobre la mesa, que dependen de la suerte, y que buena parte de sus ganancias llegan a través de donativos que reciben de esos paseantes que disfrutan de su música en las calles de Madrid. O en B. Dinero en B que llega de clientes que no quieren pagar su IVA (los hay con tal descaro que pretenden que ese IVA lo asuma el músico, mermando todavía más sus ganancias), dinero B que el músico acepta básicamente porque lo necesita para vivir. El dinero que pueden recaudar en A sigue llegando desde una situación de desventaja: el de los contratos con alta en la Seguridad Social por el mínimo, contratos que nunca duran más de un día… el de las facturas que los músicos cobran a través de empresas de dudosa moral que prometen “dar de alta” a cambio de un porcentaje del importe, disminuyendo de nuevo las ganancias del músico, empresas a las que recurren porque las ganancias mensuales no dan siquiera para darse de alta como autónomos y pagar la abusiva cuota. Esta realidad les ha dejado fuera del sistema, también para poder acceder a algún tipo de ayuda.
Quieren denunciar su delicada situación de la mejor forma que saben: tocando.
LA CALLE AÚN SUENA, FESTIVAL ON LINE (link por el que se puede seguir las actuaciones).
Unidos bajo la plataforma La Calle Suena, desde hoy viernes 1 de mayo, hasta el domingo 3 de mayo, y entre las 17:00 y las 23:00 horas, el público puede verles y escucharles en el festival on line La Calle aún Suena a través de la página Facebook del colectivo. Su música seguirá viajando así, no solo por las calles de Madrid, sino por las de todos los hogares que se unan a este encuentro.
Marco Romero, Damdara, Jose Luizin, Laura Godó, Tara Lowe, Enmanuel Carreño, Mynor Sánchez, María Castro, Colectivo Indios Beta, Marcio Costa, La Lupe, Silvano Fiumara, Víctor El Xino, Ale Morales, Ombligo o Santiago Vokram son los primeros confirmados.
UN FESTIVAL QUE NACE CON ÁNIMO REIVINDICATIVO
Si bien el Ayuntamiento de Madrid anunció que al no haber llegado al máximo de solicitudes previstas todos los músicos que habían solicitado licencia la tendrían, siguen pendientes de recibirlas. Además, tal y como el colectivo alertó al consistorio, muchos otros compañeros se han quedado fuera al haber llegado tarde al plazo que impusieron, bien por falta de promoción, bien por falta de tiempo, bien por no tener todavía un repertorio preparado en ese momento… Es una situación que han venido denunciando que aunque parece haber quedado aparcada con la crisis sanitaria, sigue manteniendo a los músicos en vilo.
Buscan, a falta de otras alternativas, una forma de aliviar su situación económica, porque a los artistas les mueve el amor al arte, pero no viven de los aplausos… Cada uno de los participantes en este festival pondrá a disposición del público una “gorra virtual” para que cada cual pueda aportar su granito de arena.
Pero además de reivindicar, los músicos callejeros quieren, como han hecho hasta ahora, compartir su arte. La música callejera es un valor de confianza para el retorno a la normalidad en las ciudades. Por eso hacen una invitación a la reflexión, para proponer de forma colaborativa una manera de mejorar el sistema que ya antes, y aún más ahora, les tiene sumidos en la incertidumbre.
Foto: Promocional.