
El Festival Internacional Canarias Jazz & más visitó en su 30 edición por primera vez Santa Cruz de Tenerife el pasado viernes 2 de julio, en el segundo concierto de esta serie y el protagonista era el contrabajista Avishai Cohen y su último proyecto Two Roses. El concierto del israelí nos había llenado de interrogantes y más sabiendo la inclusión de su música a la formación sinfónica titular del recinto dependiente del Cabildo Insular de la isla, la Orquesta Sinfónica de Tenerife.
¿Se acoplaría bien el trabajo de Avishai Cohen a un entorno de múltiples y competentes músicos sinfónicos? Algunas pistas teníamos antes del show para saber que eso era así. Ya habíamos escuchado su disco Two Roses y también las críticas de los compañeros que habían visto el show en Las Palmas de Gran Canaria eran más que halagüeñas. Con estos antecedentes, ¡A disfrutar! Pasaban apenas 5 minutos de las 8 de la tarde y la Orquesta Sinfónica de Tenerife nos daba el inicio perfecto, una canción más tarde se subían al escenario Roni Kaspi, batería, y Elchin Shirinov, piano de Azerbaiyán.
Las canciones iban fluyendo una a una y la calidad era el denominador de la cita, poco a poco íbamos disfrutando de temas estelares que eran realzados y abrazados convenientemente por la OST. Por decirlo de alguna manera, los arreglos dedicados a las canciones se enhebraban de manera ideal a las mismas. Es como si hubieran estado concebidas de esa forma desde el inicio.
Avishai Cohen, tanto al contrabajo como a la voz, estuvo estelar. No nos cansaremos nunca de ver como este músico es capaz de acaparar todos los focos, de guiar todas las miradas. El israelí es famoso por aunar siempre a una magnífica banda y por el surco de sus tríos han pasado baterías y pianistas que después han tenido una extraordinaria carrera en solitario. De esa maquinaria salió por ejemplo Shai Maestro y también Mark Guiliana, sin ir más lejos. Tanto Kaspi a la batería como Shirinov fueron una excelente piedra de toque. Hay que reconocer que en la primera canción las teclas estuvieron un tanto bajas pero cuando todos cogieron el tono eso ya era la locomotora de un ferrocarril difícil de parar y el destino era el éxito.
Las canciones interpretadas estaban previa y férreamente predefinidas por el disco. Nos sorprendió por ejemplo la calidad excelsa a la que llegó el concierto en composiciones como Two roses (Shnei Shoshanim) –incluida originalmente en esa maravilla que se llamó Seven Seas y que da título al último disco-, o Arab Medley –que sonó redonda, orientalizante y arabesque– o Morenika, de origen ladina. Cada canción consistía en un viaje sonoro. Era un placer cerrar los ojos e imaginar lo que entraba por los pabellones auditivos en una película de acción, o en aquellas extraordinarias praderas con caballos que rodaba John Ford o sin ir más lejos en Lawrence de Arabia e incluso, Two Roses podría haber sido una extraordinaria y masculina versión de un film de James Bond, el agente 007.
Las pausas también eran muy importantes en el concierto. El arreglista había sabido cuando parar al trío o cuando darle la vez y ello nos ahorró el tumulto poco orgánico que se produce con algunos “experimentos” entre cuerdas, grandes formaciones y formaciones de improvisación. No obstante, la velada estaba prevista de cabo a rabo y eso también es de justicia incluirlo en esta reseña. El concierto estaba pautado por completo, como no podía ser de otra manera para que la coordinación y armonía funcionase como un reloj. También nos gustó especialmente Emotional Storm.
Como gran jefe de ceremonia, Cohen supo dar tiempo de brillantez a su propia gente. De hecho, no faltaron momentos de oro de los pianistas y de la batería. Especialmente Kaspi tuvo 2 momentos estelares de solos que dejaban a las claras su extraordinaria capacidad a los parches.
Mención aparte merece la Orquesta Sinfónica de Tenerife. Es interesante destacar el colchón extraordinario creado para que el trío de Avishai Cohen solo tuviera que estar pendiente de lo que era puramente su labor. La dirección de Bastien Stil fue también estelar y tuvo todos los elementos propios para llevar a buen puerto el engranaje dispuesto en la velada.
“Teníamos 2 conciertos en Canarias y éste es el último, así que estamos en la gran fiesta de despedida”, nos confesaba Avishai. En serio pareció que se afanaron para no aguarle a nadie la velada. El público se levantaba enfervorecido a cada salida y entrada de los múltiples protagonismos de la cita. Era tal la cantidad de aplausos cosechados que Cohen accedió a algunas de las peticiones y sonó especialmente redonda una soberbia versión de Seven Seas. En algunos momentos muy concretos, las cuerdas arropaban levemente al trío, dejando unas sensaciones difíciles de igualar. Todavía tenemos el vello de punta.

Con respecto a las peticiones realizadas por el respetable se quedó por fuera Alfonsina y el mar, otro de los grandes hits del contrabajista pero será quizás para otra ocasión. Nosotros preferimos la sorpresa que nos dejó Seven Seas.
El concierto transcurría feliz y se superaba la hora y cincuenta minutos de alegría musical. Así hemos tomado el primer bombón estelar de este cartel del Festival Internacional Canarias Jazz & Más en su 30 edición y huelga decir que ha sido un comienzo espectacular de las sesiones bajo techo. Si por algún casual, el lector no estuvo hábil y se perdió el concierto le animamos a disfrutar de este proyecto en formato grabado con la orquesta sinfónica de Gothemburg aunque no será nunca igual. No hay nada que supere el poder de la música en directo. Y menos con esta calidad.
Foto: Promocional de Sinfónica de Tenerife.