
El buen patrón es la nueva película del director Fernando León de Aranoa, que sigue fiel a su estilo, denunciando y haciendo crítica social desde sus películas. Esta cuestión no es nada que nos produzca sorpresa ya que conocemos la trayectoria de este director en películas seminales al respecto, como por ejemplo aquella maravillosa Los lunes al sol. Una mezcla en el tubo de ensayo que aúna reivindicación obrera, un buen guion y, sobre todo, humor: humor negro.
Con un metraje de dos horas, en El buen patrón, Javier Bardem se pone a la espalda la película, y juegan su rol también en la misma, actores y actrices como Manolo Solo, Almudena Amor, Óscar de la Fuente y Sonia Almarcha, por citar algunos. Bardem es un peso pesado económico gracias a su gran negocio de balanzas. La vida le sonríe y, sin embargo, se tiene que manejar sin importar ningún tipo de escrúpulo económico o vital para que la vida siga siendo un paseo en un lujoso coche. El personaje no tiene ninguna regla moral como para que no sea escachado, vilipendiado y desacreditado cualquiera que se interponga entre él y sus intereses. Eso es, cualquier cosa vale para obtener los objetivos. Los suyos y los de su empresa, lo que no suele ser equivalente a los de su «familia» profesional.
Lo verdaderamente delicioso es disfrutar de un domingo con piscina con el amañado operario que a su vez trabaja en su empresa ¡Favores de domingo!

Bardem está verdaderamente imperial. Me imagino un diálogo con el director: “Eh, tú, mira a tal empresario y actúa como él; sí, ese, el de la constructora y el del equipo de Madrid”. Un poquito de eso y un poquito de capo del narcotráfico, o incluso del mismo Don Corleone. Javier Bardem, fuera como fuera, lo clava. Supo meterse en el personaje y todo el resto del reparto actúa de manera coherente y como un reloj con respecto a su papel.
Desde el punto de vista técnico no se detecta ningún tipo de alarde. León de Aranoa se limita a contar bien una historia ¡Que ya es bastante! Los planos y contraplanos con diálogos intensos e inteligentes se distribuyen de manera astuta por la cinta, así como algunos planos con el gran coche del jefe, que da al “patrón” una pinta solemne. Hay una imagen estupenda que junta este extraordinario vehículo detenido en la parada de una guagua y ¡a la caza de la joven! Es exquisita. ¿Cuántas veces habrá pasado en la vida real? Cuántas historias de empresa.
En la recta final de la película se disfruta de una narración en paralelo de varios pasajes que desemboca en una curiosa resolución.
Queríamos incidir en el éxito que supone el metraje de la película. No dura más de dos horas y la historia contada está perfectamente relacionada con el tiempo sacrificado para conocerla. No se está con innecesarios rodeos y no se hace pesada para nada. Esto, es cierto, es un éxito de la economía del lenguaje y de la edición, que es impecable.
Nos ha gustado mucho la película, no obstante la gran pregunta es ¿Tendrá éxito en los Oscars? Nos encantaría pensar que sí, pero es una historia tan decididamente española que no somos tan optimistas si le ponemos cabeza fría al asunto.
Una persona de fachada social intachable que es capaz de llegar a lo más depravado del ser humano con tal de seguir en el machito, ese es el personaje y esa es la semblanza que hace la película. Y acabamos esta crítica con nuestro habitual llamamiento: películas como éstas hay que volver a disfrutarlas en el cine. El cine, en el cine.